Cuando se habla de revestimientos se hace referencia al proceso de colocar un material, una “capa” de un elemento, sobre algo ya existente. Los revestimientos tienen un uso decorativo o de protección, y pueden implementarse tanto en interiores como en exteriores.
Cuando hacemos un revestimiento tenemos que tener en cuenta estos factores y buscar en el mercado el material que más se adapte a nuestras necesidades; habrá que tener en cuenta si es resistente a cambios climáticos, al agua y la humedad, al paso de tiempo, si se quiere un revestimiento texturizado, o brillante, o mate, el precio del material, si aisla o no acústicamente, la estética que aporta al espacio, etc.
Por tanto, es importante conocer los tipos de materiales de los que podemos disponer, sus ventajas y sus desventajas. En este post te describimos las características de algunos grupos materiales para que puedas decantarte con el más se ajuste a tu proyecto:
- Madera: Panelados, frisos, zócalos, celosías, molduras, artesonados, placas decorativas… Melaminado, contrachapado o de madera natural. La madera es un buen aislante acústico y aporta a la estancia un ambiente más cálido. Además se puede pintar y conseguir la tonalidad que prefieras, tanto para interiores como para exteriores, siempre teniendo en cuenta que la madera requiere mantenimiento.
- Rocas y piedras naturales: En lajas, ladrillos, aplacados, piezas, plaquetas y elementos de todas las formas, acabados, tamaños y colores. Muy resistentes y duraderos, con mantenimiento mínimo, tanto para interior como para exterior. Buen aislante acústico, térmico. Aportan un aire más distinguido a los ambientes, pero hay que tener en cuenta que su precio suele ser más elevado.
- Metales: Cubiertas, fachadas o revestimientos interiores. Prepatinadas, coloradas o con distintas aleaciones para conseguir la superficie con la variedad estética y técnica necesaria. Se pueden pintar o lacar al gusto para protegerlos de los elementos, o dejarlos en estado bruto para conseguir la corrosión natural del material. Constan, en general, de una alta durabilidad, flexibilidad arquitectónica y mantenimiento mínimo. Transmiten una estética muy específica: industrial y vanguardista.
- Vidrios y espejos: Traslúcidos, transparentes u opacos. Es un material frío pero consigue dar continuidad y luminosidad a los espacios. Existen vidrios de todo tipo, formas, colores, texturas…
- Azulejos: Cerámicos, porcelámicos, de pasta roja, de barro, gresites, mosaicos, aptos para todos los ambientes y resistentes. Tienen de ventaja que son fáciles de limpiar, además de la diversidad de tamaños , formas y acabados en los que se fabrican.
- Papel pintado: Normalmente para interiores. Papel y base textil, tejido no tejido (TNT), vinílicos o de fibras. Lisos, con textura, floreados, geométricos, de paisajes, animales o figuras. En el mercado existe una amplísima gama de papeles, desde los más tradicionales hasta otros adaptados a una estética más actual. Dan calidez y visten el espacio. Tapan muy bien los desperfectos de las superficies, de fácil mantenimiento y muchos de ellos son lavables.
- Fibras naturales: Corchos, juncos o fibras de caña de azúcar. Para interiores son buenos aislantes acústicos y dan calidez y un aspecto diferente a los espacios, pero necesitan mantenimiento y se terminan deteriorando con el tiempo.
- Plásticos: Tanto para interiores como para exteriores según las características del material, los más comunes son los de vinilo y los PVC. El mercado tiene hoy en día una amplia variedad de elementos en plástico que imitan a cualquiera de los materiales anteriores.
Estas son algunas alternativas, ¿cuál es tu preferida? ¿Conoces algún otro tipo de revestimiento? ¡Apúntate a nuestros cursos de Diseño de Interiores y aprende a utilizarlos como un profesional del sector!
1 Comment
Tecnipinc
09/02/2022 at 12:36 pmMuy buen post! No me lo hubiera pensado nunca que podrías conseguir estos resultados con revestimientos plásticos