Extravagante, andrógina e instintiva son algunas de las palabras que definen a la musa, modelo, cantante, actriz y en definitiva artista que apareció en escena durante los años 70 y que se convirtió en icono de la época. Ella es Grace Jones.
Nació en Jamaica, pero en plena adolescencia se marchó con su familia a Nueva York. Allí trabajo como modelo, pero debido a que no cumplía con los cánones de belleza americanos, se fue a Europa, concretamente a París. Allí su imagen esbelta, andrógina, de hombros anchos y cabello muy corto casi rapado triunfo.
Durante su estancia en París, desfiló para importantes diseñadores del momento como Yves Saint Laurent, Kenzo e incluso se convirtió en la musa del diseñador Azzedine Alaia. Además comenzó a aparecer en las revistas de moda como Vogue o Elle.
Su imagen rompedora y desafiante de mujer fatal con aires eróticos se fue consagrando gracias a las espectaculares fotografías a manos del artista y fotógrafo Jean Paul Goude, quién se convertiría en pareja y padre de su hijo. Pero la modelo también fue retratada por fotógrafos como Helmut Newton o Guy Bourdin.
Pero no sólo se convirtió en un icono de la moda europea, tras la vuelta a Nueva York, su imagen fue símbolo del ambiente underground de la noche neoyorquina y podía verse en discotecas de moda como el Studio 54 y acompañada de amigos como el artista Andy Warhol. Así Graces Jones se convirtió en un icono del efervescente mundo disco, dando comienzo a su carrera musical.
Rondando el año 1977 publicó su primer álbum Portafolio donde sorprendió con su voz llena de potencia que plasmaba la esencia de la música disco. Canciones como I need a man o la versión del clásico francés La vie en Rose se convirtieron en un éxito que todavía perduran. Además debuto en el cine de mediados de los 70 y 80 en películas como la secuela de Conan o Panorama para matar.
Grace Jones fue y es una mujer instintiva que amaba su cuerpo, confiaba en ella misma y se convirtió en una musa y modelo que marcó una época.
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