El término “hotel boutique” surgió en Londres de la mano de Anouska Hempel, propietaria y diseñadora del Blakes Hotel, en la década de los setenta. Su objetivo era crear algo totalmente diferente dentro del sector del turismo y la hostelería, y que sorprendiese a un público acostumbrado a las grandes cadenas hoteleras. Estas no prestaron mucha importancia a este nuevo fenómeno, pero poco a poco fueron surgiendo más alojamientos con esta filosofía. Por eso mismo, aunque su origen es europeo, rápidamente el concepto viajó hasta América, donde se denominaron hoteles boutique a una serie de establecimientos pequeños, íntimos y exclusivos.
El primer hotel boutique, reconocido como tal a nivel mundial, se abrió en 1984. Los propietarios de la famosa discoteca neoyorquina Studio 54, Ian Schrager y Steve Rubell, abrieron el exitoso Morgans Hotel, con una decoración marcada y extravagante de Andrée Putman, introduciendo al mundo el estilo de vida de los hoteles boutique, con su expansión definitiva a finales de los noventa.
Muchos de ellos eran antiguas viviendas del siglo XIX restauradas y dónde los huéspedes podían adquirir los objetos que las decoraban. Con el paso del tiempo estos hoteles boutique se fueron transformando en un sinónimo de diferencia, buen gusto y atención totalmente personalizada.
Pero, ¿cuáles son las características principales para denominar a un alojamiento “hotel boutique”? Uno de los principales problemas de las cadenas hoteleras es el diferenciarse de los demás. Todo está industrializado, estandarizado y, en ocasiones, carece de personalidad, mientras que los hoteles boutique son totalmente exclusivos y ofrecen un servicio de lujo, lo que no significa que el precio aumente. Algunas de sus características son las siguientes:
- Conservación del patrimonio: ofrecen edificaciones con historia, arquitectura, detalles y diseño original, con valor histórico y artístico. Elegantes, cuidados y, a menudo, temáticos o con un estilo particular.
- Localización urbana: los hoteles boutique suelen estar en el casco histórico de las grandes ciudades, en las zonas más dinámicas, donde normalmente hay oferta cultural, gastronómica y de servicios. Aunque también los hay apartados de las ciudades que ofrecen una servicio más rural.
- Capacidad reducida: no suelen ser excesivamente grandes ni cuentan con decenas de habitaciones, casi siempre entre 20 y 80, ya que suelen ser independientes de las cadenas hoteleras.
- Habitaciones con personalidad: todas las habitaciones tienen detalles y están decoradas con diferentes telas, acabados, materiales… Incluso la planta suele cambiar.
- Trato exclusivo: buscan adelantarse a los deseos del cliente, el cual recibe un trato personalizado y privado, como un invitado a una casa.
Su ambiente suele ser íntimo, sofisticado, con una estética muy cuidada, y da la sensación de calidez de hogar, perfectos para los viajeros más exigentes. Philippe Starck con el Delano Hotel en Miami, Jacques García con el Hotel Bourg Tibourg en París, Christian Lacroix con el Hotel du Petit Moulin también en París, o el español Lázaro Rosa-Violán con el Only YOU Boutique Hotel en Madrid, son algunos ejemplos de hoteles boutique.
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