Hoy vamos a hablar de un invento que ha marcado la historia de la moda: el sujetador. Amado por algunas y rechazado por otras.
Todo comenzó cuando las mujeres de la Grecia clásica y de la Antigua Roma usaban unas piezas de tela para sujetar los pechos conocida como strophium con dos fines exclusivos: estético y como símbolo de civilización que a diferencia de las mujeres bárbaras que mostraban el pecho desnudo, ellas los cubrían.
Más tarde, en el siglo 16, en el Renacimiento aparece el corsé introducido por la reina de Francia, Caterina de Medici. El corsé era muy rígido y de materiales como el metal, aumentaba el pecho y oprimía la cintura. Su uso conllevaba riesgos como no poder respirar bien, mucha incomodidad e incluso abortos. Aún así, fue usado al menos 300 años.
Luego, en 1889, una modista francés Herminie Cadolle, dividió el corsé en dos piezas conocido como le bien-être, ya que aportaba más comodidad al cuerpo. Unos años más tarde, Marie Tucek creó una pieza que cubría el pecho con dos bolsas y unos tirantes. Y en 1902, Philippe de Brassiere, creo un sujetador, siendo uno de los reconocidos creadores de esta prenda.
Y en el año 1914, una joven estadounidense uso por casualidad unos pañuelos y cintas para colocar su pecho en un vestido que se le veía el corsé. Esta joven se llamaba Mary Phelp, hija del inventor de la máquina de vapor y fue la responsable de crear el primer prototipo de modelo de sujetador que hoy conocemos. Así abrió una tienda donde vendía esta prenda pero al no irle muy bien el negocio, vendió la patente a la compañía Warner Brothers Corset por unos cuantos de dólares que se convirtieron en millones, ganancia para la compañía, por supuesto.
Durante los años 50, el sujetador se convirtió en una prenda muy utilizada por las mujeres, contrarrestando con los años 60 donde algunas lo rechazaban y quemaban como símbolo de liberación femenina. Y a día de hoy, las mujeres tienen la suerte de elegir si llevarlos o no.
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