El proyecto, obra del estudio Foster and Partners, fue una de las últimas apuestas de Steve Jobs antes de su muerte y en él se plasmarán dos de las obsesiones del visionario empresario: minimalismo y atención a los detalles. El edificio principal podría definirse como un loop infinito en el que ni una de las piezas de vidrio que lo recubre es recta.
El Apple Campus 2 contará con más de 256.000 metros cuadrados, con capacidad para casi 14.000 empleados y un auditorio subterráneo para más de 1.000 personas. El edificio funcionará con un 100% de energía renovable, con energía solar y biocombustibles. El campus contará con agua reciclada, lo que conlleva la colocación de más de 4 kilómetros de tuberías. Es también el sitio con el edificio de mayor ventilación natural en el mundo, diseñado para que no requiera calefacción o aire acondicionado durante nueve meses al año.
La obsesión de la compañía con dejar su impronta en el edificio ha llegado hasta a ser un problema al señalizar las salidas de emergencia: querían sus propios carteles con un diseño minimalista pero el servicio de bomberos no los veía adecuados (ni seguros). Siguiendo el legado de Jobs, los detalles han llegado con cuentagotas, como los botones de los ascensores (y de los baños) estarían inspirados en los del iPhone o que muchos de los obreros se han visto obligados a utilizar guantes para no dañar los delicados materiales del edificio.
El enorme edificio estará custodiado por 7.000 árboles. Para Apple, el exterior es tan importante como el exterior y, por ello, ha contratado al responsable de la Universidad de Stanford, experto en estas lides para adecuar el paisaje de la zona y restaurar la flora indígena.
El campus de Apple contará con 1.000 bicicletas para que los empleados puedan moverse con facilidad a través de él. Además, habrá senderos para correr o ir en bici.
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