El primer número de la revista De Stijl apareció en 1917, fruto de la unión de los pintores Piet Mondrian y Bart Van der Leck, el diseñador Gerrit Rietveld y el arquitecto y pintor Theo Van Doesburg. Además del acercamiento entre arte y sociedad, la revista pretendía hallar la expresión de la estructura matemática del universo y plasmar la armonía de la naturaleza. Hay que señalar que Mondrian, como muchos artistas de principios del XX, estuvo vinculado al movimiento teosófico fundado por Helena Petrovna Blavatsky.
Ese mismo año, 1917, se había producido la Revolución de Octubre y Europa estaba inmersa en una guerra que implicaba varios países, por lo que De Stijl nació en un momento complicado. La clase intelectual europea consideraba que los principios que habían regido el siglo XIX -entre los que destacaban el liberalismo, el positivismo y el individualismo- habían provocado la Gran Guerra. Por ello, este grupo de artistas holandeses reivindicaron una vuelta a lo espiritual, lo universal y eterno; algo que había explorado anteriormente el movimiento simbolista, también muy próximo al pensamiento teosófico.
Por supuesto, se trataba de una tarea ética y estética en la que los neoplasticistas defendieron la creación de un estilo visual completamente nuevo. Como el cubismo analítico, el suprematismo y el constructivismo, el neoplasticismo defendió la idea que a una nueva vida le correspondía un lenguaje estético nuevo. Esta idea se plasmó de forma gráfica en la revista De Stijl. En las primeras portadas, podemos observar formas geométricas cuadradas en blanco y negro. Se trata de una abstracción pura tanto en formas como en colores, que concuerda con las obras más sintéticas de Malevich (Cuadrado negro sobre fondo blanco, 1915).
Uno de los objetivos de la revista en los primeros números fue el de dar a conocer las obras más representativas del movimiento; de esta manera, pretendían unificar bajo un mismo prisma formal, la diversidad del grupo neoplasticista. Sin embargo, esta unificación no consistió en una imposición técnica, sino que la finalidad real de la revista fue la de expresar la intemporalidad.
A pesar de la renovación estética de De Stijl, si observamos los tres primeros números y, hacemos especial atención a la tipografía interna, nos daremos cuenta que estos números no destacaron por su originalidad. No fue hasta enero de 1921 cuando el formato de la revista cambió. La primera transformación significativa se produjo en el formato: de vertical a apaisado. Ahora bien, lo que más caracterizó a esta nueva De Stijl fue la tipografía.
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