En la década de los cuarenta Peggy Guggenheim (Nueva York, 26 de agosto de 1898 – Padua, 23 de diciembre de 1979) abrió una galería en Nueva York, Art of this Century, uno de los centros de arte más icónicos del siglo XX.
La galería además de representar a la vanguardia artística del momento contaba con otro valor añadido, y era su diseño. Para ello, Peggy contó con la inestimable colaboración de Frederick John Kiesler (Czernowitz, Ucrania, 1890 – Nueva York, 1965) , un referente indiscutible de la arquitectura, un artista de vanguardia y un genio del espacio y de la escenografía.
Bajo el principio de unidad, Kiesler creó espacios acordes con la ideología de las vanguardias, desarrollando efectos espléndidos tanto en la galería como en el espectador de una manera teatral y dramática. Aportó numerosas innovaciones en el desarrollo del proyecto. Consiguió cambiar la forma de exponer obras de arte en las galerías tradicionales, así como su contemplación e interacción con las obras.
Para ello se valió de los más sutiles recursos de escenografía y diseño de interiores. Unió los dos loft que conformaban la galería para después dividir el espacio en cuatro zonas que facilitaban la reconfiguración. Así se representaban los diferentes movimientos de la colección: el surrealismo, el dadaísmo, el cubismo y la abstracción.
En las galerías abstractas y cubistas los suelos se pintaron de turquesa y las paredes, formadas por lienzos de color azul oscuro fijados al techo y al suelo, ondeaban como velas. Kiesler diseñó un sistema para enmarcar cuadros que daban la sensación de carecer de ello. Los cuadros colgaban a la altura de los ojos por medio de un sistema de entresijos triangulares con lo que daba una sensación de estar flotando en el aire.
En la galería destinada al surrealismo las paredes eran curvas y los cuadros se fijaban a unos postes muy gruesos con ménsulas que el espectador podía graduar para ir inclinando las obras. Introdujo elementos sonoros, cada cierto tiempo sonaba una grabación en la que se oía el efecto de un tren cruzando por la sala.
Según relata Francine Prose en el libro Peggy Guggenheim, El escándalo de la modernidad, Keiser creó un diseño del espacio tan fascinante que hasta la propia Peggy Guggenheim temió que los diseños de Keisler ensombrecieran la colección, que la galería fuese más conocida y recordada por su diseño y acabado estético que las obras maestras que iba a albergar. Pero luego halló un consuelo que explicaría en sus memorias: “Si los cuadros se resentían del hecho de encontrarse en un entorno demasiado espectacular, por lo menos quedaba claro que era una decoración maravillosa, y generó un revuelo tremendo”.
Frederick Keisler fue un profesional reconocido y reputado. Diseñó exposiciones y escenarios teatrales de vanguardia en Austria, Berlín y París. En Estados Unidos se encargó del diseño del teatro Eight Street Playhouse e hizo escaparates para los grandes almacenes Saks de la Quinta Avenida. Además impartía clases de escenografía en la Juilliard School.
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