La decoración rústica es todo un arte, ya que mezclando todo un amalgama de materiales y elementos decorativos consigue crear un estilo único. Y es que las casas de pueblo siempre se han convertido en un refugio en el que descansar de la ciudad, las prisas diarias, el ruido… y pasar un fin de semana o largos veranos con familia y amigos.
Tienen ese encanto especial que hace que sólo te traiga buenos recuerdos, pero a veces no hace falta ni siquiera salir de la ciudad para crear ese clima. Si no que se lo digan a Iñigo Aragón y Pablo López Navarro, propietarios de una casa situada en pleno barrio de la Latina de Madrid, que más quisiera alguno tener en su casa de la sierra. Pero no podía ser de otra forma, ya que son los nombre que se esconden detrás de la marca Casa Josephine, una de las casas rurales más bonitas de España situada en La Rioja.
Según parece, el piso es del siglo XVIII y se usó como residencia conventual, para posteriormente ser dividido en viviendas. Es por eso que el piso, de 60 metros cuadrados no es muy grande, pero lo suficiente para que ambos propietarios hayan sabido sacarle partido. Ellos mismos dicen que es una casa de pueblo en pleno centro de Madrid, y que cada vez que la reedecoran lo tienen en cuenta para que no pierda la esencia. Las habitaciones tienen bóvedas, los muros metro y medio de grosor y en el suelo unas preciosas baldosas de cerámica esmaltada a la sal que actualmente ya no se fabrican.
Si bien esta casa tiene un aire un poco más moderno, ¿qué es imprescindible en un ambiente rústico? Los materiales que siempre están presente son la madera, piedra y metales, aunque plantas, libros, fotos y artesanía textil tampoco pueden faltar. Y quién no ha visto nunca decenas de platos colgados de las paredes, objetos de barro, e incluso cacerolas y demás utensilios de cocina. Tampoco nos podemos olvidar del mimbre, ese material tan importante y que puede estar desde una cesta o un jarrón, hasta una butaca o las míticas sillas.
Los muebles no tienen que ser nuevos, o en caso de que lo sean, no parecerlo. No tienen ni por qué ser absolutamente bonitos, ya que muchas veces son esos muebles del hogar los que le dan un toque singular a la casa. Al igual que tampoco debe ser todo estructurado, ni del mismo estilo, ni del mismo color. Parece complejo definirlo así, porque parece que vale todo, pero la realidad es saber crear un conjunto visual. Al final es la suma de toda esa mezcla la que da a una casa de estilo rústico el sentido.
¡Quien tiene una casa en un pueblo tiene un tesoro!
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