El pasado día 19 de febrero fue la última jornada en la que se pudo disfrutar de “1.78”, una de las instalaciones efímeras de arte urbano del programa Cuatro Estaciones, que funciona desde la primavera de 2017, en la Plaza Mayor de Madrid con motivo de su IV Centerario.
Esta instalación remata las intervenciones que se han ido llevando a cabo durante este año. El programa nació con el objetivo de transformar el espacio icónico de la ciudad a través del arte, y coincide con el inicio de cada estación.
De esta forma, durante el último año la Plaza Mayor ha acogido: en primavera, la instalación “Graffiti con Luz” del francés Antonin Fourneau junto con el graffitero SUSO33; en verano, al “Laberinto de Residuos” del colectivo luzinterruptus; y, en otoño, a la instalación “CESPED” a cargo del artista SpY.
La estadounidense Janet Echelman firmó la intervención del invierno sobre la estatua ecuestre de Felipe III. Se trataba de una malla blanda de capas de fibra técnica de colores trenzada y anudada. Tenía 44 metros de largo por 35 de ancho y 21 de alto, y parecía flotar en medio de una explosión de tonos, intensificada por la iluminación cambiante, que la potenciaba aún más. Cobraba vida cuando era mecida por el viento, haciendo que no fuese una obra estática, sino vibrante, creando coreografías al mecerse.
La escultura flotante se generó primero en 3D, con grupos de datos de las alturas de las olas del Pacífico durante el tsunami de Japón en 2011. Posteriormente se trenzó a mano: para la estructura miles de fibras de polietileno UHMWPE, un material quince veces más fuerte que el acero, y, para el resto de la red, cordones de nylon de alta resistencia. Todo completado con una muy cuidada iluminación con focos instalados en las esquinas de la plaza.
Con el título de “1.78”, e inscrita dentro de la serie Earth Time Series, se quería hacer una reflexión sobre el tiempo a gran escala. Además, es una referencia a los microsegundos de menos que tuvo el día que ocurrió el terremoto, ya que estos aceleraron la rotación de la Tierra. La forma de la escultura se inspira en las ondas sísmicas, que el equipo de Studio Echelman ha trasladado a la instalación.
Janet Echelman habla de su obra: “La idea central de mi obra tiene que ver con la interconectividad. El armazón de la red está creado de forma que, cuando un nudo se mueve con el viento, todos los demás nudos se mueven también. Es una pieza que trata sobre las relaciones y la interdependencia, las conexiones con otros seres humanos pero también con el medio físico”.
Janet Echelman nació en 1966 en Florida y comenzó su trayectoria como pintora, acercándose a la escultura con tipos de fibras, a finales de los noventa. Su trabajo se ha centrado en producir piezas de gran tamaño con materiales ligeros, haciendo que estos interactúen con el viento y la luz. Ha expuesto en Londres, Shanghái, México DF, Ámsterdan y San Francisco.
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