Este otoño ha abierto sus puertas al público la Biblioteca de Binhai, situada en este nuevo distrito del municipio chino de Tianjin. Forma parte del campus cultural de esta zona en desarrollo, que está conformado por diferentes piezas conectadas entre sí y diseñadas por estudios como los de los arquitectos Bernard Tschumi o Bing Thom. El proyecto de la biblioteca ha corrido a cargo del despacho holandés MVRDV, que lo ha redactado en colaboración con TUPDI (Tianjin Urban Planning and Design Institute).
El proyecto combina la radical sencillez del volumen general, un ortoedro resultante de extruir el solar rectangular dado por el plan urbanístico, con su deconstrucción interior mediante formas y líneas de carácter opuesto. En ese sentido el edificio se caracteriza por el contraste entre el comedimiento exterior y la exuberancia interior.
Frente a las rectas, curvas, y frente a la regularidad y contundencia del volumen general, la libertad y la indefinición del vacío central. Este gran espacio, que en planta ocupa aproximadamente un tercio de la superficie total, se convierte en el motivo principal de la biblioteca. Se trata de una llamativa sala concebida como si fuese la imagen topográfica de una gran cueva en la que las estanterías para los libros constituyen las líneas de nivel. Estas plataformas de color blanco, que sirven también para el paso, conforman en la parte inferior un graderío abierto al espacio central, ocupado por una gran esfera que contiene el auditorio, sobre el que se sitúa un patio de luz cilíndrico.
El proyecto de MVRDV preveía que las estanterías más elevadas también tuviesen uso y que fueran accesibles desde los pisos superiores, pero los cortos plazos de ejecución de la obra llevaron a abandonar esta opción, de modo que los libros han sido sustituidos en la zona superior por la reproducción de sus lomos en planchas metálicas. Estas líneas de nivel que subrayan la horizontalidad constituyen el elemento que vincula la imagen exterior del edificio con la del interior, pues en las fachadas se convierten en lamas que cubren un muro cortina de estructura metálica.
El resto del edificio, conectado con el conjunto del campus en planta sótano, posee características más ortodoxas. Cuatro núcleos de comunicación y servicios se sitúan en cada uno de los vértices de un imaginario rectángulo interior paralelo al perímetro. Inscritos en una sencilla retícula estructural, estos grupos condicionan la distribución del espacio restante de las cinco plantas, ocupado por salas de trabajo y lectura, estancias de circulación y comunicación y los despachos de gestión.
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