Hoy vamos a descubrir una tendencia de belleza un tanto particular que fue muy popular en el siglo 18 entre mujeres y hombres. Nos referimos a los lunares postizos que se convirtieron en un accesorio para el maquillaje; además de una herramienta para coquetear; debido a que igual que el abanico; adquirió un lenguaje de códigos; así si se colocaba al lado de la boca significaba que se deseaba ligar; si estaba en la mejilla derecha se estaba casado, pero por el contrario en la mejilla izquierda significaba que la persona estaba viuda. Si el lunar estaba junto al ojo simbolizaba que se buscaba sexo, si era en forma de media luna que deseaba una cita nocturna y en el labio superior que era una mujer soltera.
Pero antes de convertirse en un elemento estético, los lunares artificiales fueron usados para cubrir las marcas y cicatrices producidas por la enfermedad de la viruela que afecto gravemente durante el siglo 17. Pero tras el descubrimiento de la vacuna y la erradicación de la enfermedad; estos parches de seda o terciopelo llamados por los franceses mouche o moscas que se adquirían en las mercerías, pudiendo elegirse en diferentes formas desde circulares, medias lunas, estrellas o corazones y se guardaban en pequeños estuches. Como hemos dicho, eran usados tanto por hombres y mujeres sobre todo como signo de seducción.
Esta tendencia como todas se fue difuminando y tan sólo llevaban lunares postizos las prostitutas; pero como toda moda, volvió entre las estrellas de Hollywood como Marylin Monroe y su lunar pintado en la comisura de los labios que muchas mujeres imitaron. Y más tarde, en los años 80 una joven Madonna al igual que Marylin llevaba un lunar también pintado encima de los labios.
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