El Tetris o el Lego son juegos de construcción muy conocidos, y están basados en girar piezas de colores para que encajen en un espacio de dos o tres dimensiones. Todo el mundo se ha entretenido intentando edificar complejos diseños, pero parece que este tipo de juegos también ha servido a prestigiosos arquitectos para la creación de edificios reales.
– Container City (2001), de Nicholas Lacey & Partners, en Londres, Inglaterra. Edificado con contenedores de carga en el área socialmente abandonada de Trinity Buoy Wharf, se propuso como alternativa a los sistemas de vivienda tradicionales, sobre todo desde el punto de vista del ahorro y la reutilización de los recursos locales. Para ello se utilizaron componentes de naturaleza industrial, transformándolos en elementos modulares, fácilmente reproducibles, de construcción flexible y de fácil transportación si se diese el caso. Estos containers sirven hoy en día como viviendas, estudios de artistas, oficinas, aulas y espacios comerciales.
– Reversible Destiny Lofts MITAKA (2005), de Shusaku Arakawa y Madeline Gins, en Tokio, Japón. Se trata de un edificio de nueve unidades de apartamentos residenciales que utilizan las formas geométricas del cubo, la esfera y el cilindro, como caracteres esenciales de construcción. Cada apartamento consta de una habitación central donde se encuentra la cocina, y tres o cuatro formas alrededor de esta, de varios tamaños, que crean habitaciones para el resto de necesidades. Cada forma está pintada en un color diferente y se une a las demás por una serie de pasarelas y escaleras externas. Esta arquitectura de aspecto infantil pretende retar y estimular los sentidos, y está inspirada y dedicada a la memoria de Helen Keller.
– The Interlace (2013), de OMA y Ole Scheeren, en Singapur, República de Singapur. El complejo de 1040 unidades de apartamentos de diferentes tamaños, se encuentra desplegado en ocho hectáreas, en la elevación de una colina, y rodeado de un cinturón verde. Sus 31 bloques de seis pisos de altura forman estructuras hexagonales, permitiendo la adaptación de zonas verdes, áreas comunitarias, terrazas y unas vistas diáfanas de los alrededores. El diseño responde las cuestiones de individualidad y un modo de vida interconectado.
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