Hoy vamos a contaros una historia que se remonta a hace miles de años, cuando ya las mujeres y también los hombres se preocupaban por su estética y por el cuidado de su cabello, una época en la que ya se pintaban el cabello. Hoy vamos a hablaros de la antigua historia del tinte del pelo. Vamos a descubrir, sus orígenes y cómo ha evolucionado a lo largo de la historia.
La historia comienza en las antiguas civilizaciones cuando el pueblo galo y el sajón pintaba su pelo y piel para infundir miedo a sus enemigos. Los egipcios, amantes de la cosmética también teñían sus cabellos para oscurecerlos con cosas naturales como la henna y el kohl. Al igual los griegos, que utilizaban ambos ingredientes.
Los romanos, pudieron conseguir no sólo oscurecer el cabello sino aclararlo; gracias a la influencia de las esclavas galas que llevaban el cabello rubio. Usaban una pasta con cenizas de madera de haya mezclada con sebo de cabra. Además para teñir el pelo, aparte de la henna, utilizaban extractos de plantas como la corteza de nuez o las bayas negras; además incorporaron las sales de plomo que producía un teñido progresivo en colores oscuros, pero era tóxico.
Paso el tiempo, dando paso al Renacimiento y el canon de belleza establecía una mujer de tez blanca y cabellos rubios; esto dio lugar a que se buscarán formas de aclarar el pelo. En Venecia, cuidad de las tendencias de moda de la época; se descubrió la decoración a tonos más claros gracias a la aplicación de sosa natural y posteriormente exposición solar. Además después podían teñirse de diferentes colores con extractos de plantas, raíces y cortezas de árboles.
Luego llegó el Barroco, las pelucas estaban en apogeo, algunas se teñían; para ello se seguía utilizando elementos naturales que se maceraban o se quemaban y usaban las cenizas; plantas como musgo, nuez de de agalla o ruibarbo.
Los avances en relación a los tintes para el pelo; fue en el siglo 19 cuando se descubrió las anilinas y el nitrato de plata, un colorante orgánico. Pero la revolución llegó cuando en 1860 se empezó a utilizar el peróxido de nitrógeno, conocido popularmente como agua oxigenada. Sus propiedades ayudaban a decolorar el pelo de forma más segura; se popularizó tanto que fue llamada “el agua dorada de la fuente de la juventud”. En 1863 se descubrió uno de los ingredientes principales de los tintes permanentes: la parafenilendiamina (PPD).
Con la llegada del siglo 20, llegó los tintes para el cabello que ahora conocemos a manos del químico francés Eugéne Schueller quién utilizó productos químicos menos tóxicos como la parafenilendiamina; ya que anteriormente se usaba alcohol y amoniaco. Al principio, Schueller vendía sus tintes a peluqueros franceses y creó una fábrica; más tarde fundó una de las empresas a día de hoy más populares de tintes: L’ Oréal.
En la actualidad, se busca cada vez más tintes para el cabello que sean más naturales y con menos químicos con el fin de no sólo teñirlo en una variedad de colores sino que se mantenga sano y brilloso.
Ahora, ya sabes un poco más sobre la historia de los tintes para el cabello. ¿Qué te ha parecido?
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