Saul Bass, el representante de la Escuela de Nueva York en California, es conocido especialmente por sus títulos de créditos y por los carteles de cine. A nivel gráfico y a diferencia de Paul Rand que creaba composiciones con contrastes complejos en la forma, color y textura, Bass supo encontrar la magia en la simplificación.
Hay que señalar que Saul Bass diseñó los títulos de créditos para 53 películas, desde 1953 hasta 1995. El primer trabajo como realizador de títulos de créditos fue de la mano de Otto Preminger en Carmen Jones (1953). Preminger (y el público) quedó tan impresionado, que le pidió realizar los créditos para su siguiente film El hombre del brazo de oro (1954). De ahí, hasta Casino (1995) de Martin Scorsesse, Bass siempre sorprendió enormemente con cada una de sus pequeñas historias.
Este amplio bagaje le permitió explorar todas las técnicas propias del medio audiovisual: animación e imagen de acción real, imagen figurativa, abstracta y texto en movimento. Precisamente sobre esta última técnica, podemos destacar Con la muerte en los talones (1959) y Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock, y El mundo está loco, loco, loco (1963) de Stanley Kramer.
En el primer film de Hitchcock, el movimiento del texto es clave para el desarrollo narrativo de los títulos. Este movimiento crea líneas verticales y horizontales que acaban fusionándose con la primera imagen del film, un edificio de ventanales acristalados. Además, estos movimientos anticipan la persecución a la que se verá enfrentado el protagonista.
Algo más abstracto, en los títulos de crédito de Psicosis, Bass utiliza el movimiento de líneas y el texto entrecortado, que le sirve para explicar la fragmentación psíquica del personaje principal. Texto y líneas se hallan perfectamente orquestrados.
Por lo que respecta a la obra de Kramer, el texto sigue en la línea del título y de la acción principal del film. Estamos ante un texto loco, loco, loco. Las palabras se mueven constantemente, se desordenan, se pelean entre ellas, se persiguen y se transforman en objetos. Por supuesto, hay que destacar unos créditos donde se utiliza una animación al más estilo UPA, con lo que se justifica este movimiento alocado.
Sin lugar a dudas, Bass es uno de los diseñadores gráficos más imaginativos de la segunda mitad del siglo pasado. Si te interesa explorar el campo de la creatividad para aplicarlo a casos concretos, te recomendamos el Curso de Creatividad y Comunicación visual que imparte Dsigno.
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