Como hemos hablado en el anterior artículo sobre la antigua China, es una cultura antiquísima que ha usado el maquillaje y el cuidado estético para mostrar el canon de belleza femenino propio de sus raíces. Incluso la poesía y el arte chino han reflejado la imagen de la mujer china y han alabado la estética.
Los cuidados estéticos han sido de forma artesanal usando productos naturales, así las pieles se trataban con cremas elaboradas con pulpas de frutas, aceites de té o grasas animales. Y los perfumes provenían de flores como el jazmin, camelias o el pachulí.
El canón de belleza a lo largo de todas las dinastías se mantenía: piel clara, ojos y cejas delineadas y labios en color rojo intenso (aunque su diseño fue modificándose)
Durante la Dinastía Tang, aparte de pintar los labios en forma de cereza, se aplicaban polvos para empalidecer el rostro, los ojos se delineaban con tinta, las cejas se oscurecían, las frentes se pintaban con diseños de flores, usando el oro que simbolizaba el poder social y coloreaban las mejillas.
Por último, en la Dinastía Qing ( siglo 17-20), influenciados por la etnia Manchú, el labio superior se pintaba totalmente y el inferior en forma de cereza.
La elección del color no era casual, ya que simbolizaba los diferentes estatus sociales. Así los rangos más altos y poderosos usaban el oro y el plateado. Los que se encontraban en un rango inferior a éstos, utilizaban el negro y el rojo. Y los más pobres usaban tonos pálidos que simbolizaban debilidad.
Por último, no podemos dejar de hablar de una de las partes del cuerpo que la cultura antigua China le daba mucha importancia y cuidado: las manos. Podemos decir que fueron ellos quienes inventaron la primera versión del esmalte de uñas. Ya en el 3000 a.C se fabricaba una especie de laca con cera de abejas, clara de huevo, gelatina y goma arábiga. Cómo no, el color elegido fue el rojo y para demostrar el status social se basaban en la longitud de las uñas: más largas, mayor clase social.
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